PROF. ASDRÚBAL ROMERO M. Me van a permitir un inciso
en la continuación de mi secuencia bloguera “Algo Huele Mal en Dinamarca”, pero
es que no puedo sustraerme a la tentación de comentar algunos hechos noticiosos
con relación al caso FACE. De ahora en adelante cuando
hable de Autoridades, se entenderá que me refiero a la Rectora y al Secretario
de la UC. La misma rectora se ha encargado hoy (7/6/2012) de hacer público lo
que ya todo el mundo sabía: que el Vicerrector Académico, Ulises Rojas, no
comparte su torpe proceder en la designación de la decana interina de esa
facultad. En lo que concierne al Vicerrector Administrativo, José Ángel
Ferreira, todavía no se entiende cuáles pueden ser las razones que lo mantienen
de ese lado. Algunos especulan que su voluntad política ha sido secuestrada, a
consecuencia de su indefinida situación por la sanción de la contraloría.
¿Puede seguir ejerciendo o no su cargo? Leer entrelíneas puede ser un buen
ejercicio contra el Alzheimer.
Desde que se supo que este
grupo de profesores, calificado de “quejosos” por el jurista que representó a
la Universidad en el juicio que se llevó a cabo en el Tribunal Superior en lo
Contencioso y Administrativo de Carabobo, recurrió a este tribunal para hacer
valer sus derechos, comenzó la profusa campaña de tergiversación mediática por
parte de las autoridades. ¿En qué consiste? En primer lugar, arroparse del
manto institucional y auto declararse DEFENSORES
A ULTRANZA DE LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA. Es como una especie de blindaje
de súper héroe: si alguien denuncia que están cometiendo alguna irregularidad,
ese alguien se convierte, como por arte de magia, en propiciador del
allanamiento de la autonomía por parte del gobierno; si a un miembro de la
comunidad o a un colectivo, por pequeño que sea, se le maltrata en su condición
académica, se le niega un espacio de participación donde pueda expresar su
desacuerdo, se le niega el derecho a la justicia interna, se le atropella
mediáticamente y no se le deja otro camino que ir a buscar justicia afuera,
como los que en el país recurren a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, pues malo si lo hace, pasa a ser cómplice con el gobierno del complot
para ponerle la mano a las Universidades. Es como un chantaje que se nos
pretende imponer a todos los universitarios. Hay que calarse todo. Hay que
callar ante la descomposición moral que aqueja a la Institución, el nauseabundo
tráfico de cupos: bien gracias, lassez faire, lassez passer, flotar como el
corcho, so pena de ser señalado con el temible dedo acusador: TRAIDOR, traicionas a tu alma mater
haciéndole el juego a los chavistas. El
recurso es gratuito y es fácil, considerando lo desprestigiado que está
este gobierno a los ojos de los universitarios. Yo, por supuesto, como lo
imaginarán, no me la calo.
Al parecer, el grupo de profesores de Educación que se ha atrevido a
protestar que les impongan como decana una profesora, que no sólo no cuenta con
un mínimo consenso sino que no cumple con los requisitos académicos y legales
para serlo, tampoco se la cala. Saludo su digna posición, sigan adelante, vayan
adonde tengan que ir. ¡No se la calen!
Al parecer, el grupo no es tan minúsculo como en ¿Hasta Cuándo? dicen.
No fui a la pollera, pude haber ido pero no me invitaron, igual me narraron
todos los cuentos porque anoche compartí con varias de las profesoras del
grupo. Me dicen que sólo cinco profesores han solicitado retirar sus firmas del
documento inicial –eran ciento veintiséis originalmente- y eso “por las presiones de las autoridades”. Reciben colaboraciones monetarias de muchos
profesores, pequeñas cantidades, Bs 50, Bs 100, etc., para financiar su lucha
-gesto notable en estos tiempos de míseros sueldos universitarios-. Su
ánimo está en alto, así terminen en el precipicio guajiro. No darán un paso
atrás. A ese rincón desesperado del cuadrilátero han sido empujadas. Juego
trancado, pienso yo, mientras rememoro que todo comenzó cuando gente cercana a
la Rectora, quizás animada por el hecho de que se había desestimado la primera
proposición del decano abandonante, transmitió hacia abajo la necesidad de crear un espacio de participación en el que pudiera
generarse una convergencia entre grupos con intereses políticos tan disímiles.
Lo increíble ocurrió, la convergencia se produjo, sólo para que la Rectora se
opusiera a su concreción con un inexplicable portazo. Siempre hubo el deseo de
dialogar, el documento con las ciento veintiséis firmas es el resultado de un
diálogo. Ahora dice que son los “conspiradores chavistas” los que no quisieron
dialogar. Mucha gente extrañada, algunos cercanos a ella y otros menos, le
envió mensajes solicitándole que buscara el consenso. Hasta yo la llamé un día,
para darle un consejo que no me había pedido, le dije: Rectora, cuidado
con la decisión de Educación. Esa es una facultad complicada. Apele a la salida
institucional, es lo más expedito, designe a Ruth –la directora de la única
escuela de la Facultad-. Si algo va mal, a usted no le podrán echar la culpa
porque se fue por el librito. Cualquier otra decisión es riesgosa. Me
dio las gracias por el consejo que no me había pedido. Me dijo que estaba
clara, que estaba trabajando la salida institucional. Todavía le pregunté si
había algo de Ruth que no la convenciera, me habían dicho eso, todo lo
contrario –me respondió-: Ruth es una chica encantadora. Cantidad
de gente me ha expresado: yo también se lo dije, que no fuera a meterse en ese
berenjenal. Hasta el ex rector Ricardo Maldonado me lo dijo. En días recientes
hemos coincidido en algunas actividades de la campaña de Capriles Radonski y me
contó una conversación sorprendentemente similar a la mía. Ahora el Gordo, como
cariñosamente le dicen muchos amigos, yo ya no, también conspira con el
Gobierno para acabar con la autonomía ucista. ¿Quién se lo va a creer? Ni que
fuera bolsa, cuando el Rectorado se lo están sirviendo en bandeja de plata.
Autoridades: ¿No será que cometieron un desaguisado tan descomunal que une a
tirios y troyanos en su contra? Cerraron todos los caminos y empujaron a un
distinguido grupo de profesores a lo que ahora critican. Acaten y rectifiquen.
De lo contrario tendremos que empezar a hacerle cacerolazos de ¿Hasta Cuándo? Por lo pronto, ya yo me
compré mi cacerola.
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