POR: DR. MIGUEL PATACÓN
En la actual crisis por la
que atraviesa la Facultad de Ciencias de la Educación, cuyo epicentro es la
“elección política” de la Decana ilegítima Brígida Sánchez de Franco, decisión
ésta tomada por el Consejo Universitario de la Universidad de Carabobo en sesión
1657, donde se irrespetaron los dispositivos democráticos que regulan la máxima
instancia de decisión universitaria.
Nunca antes, en una
gestión rectoral, se había vivido semejante situación de angustia en la
comunidad universitaria y en especial de la FaCE, ya que vemos que la
institución se coloca a merced de situaciones entrópicas indeseables que
favorecen intereses oscuros en nuestra casa de estudios.
En toda dialéctica de la
confrontación, siempre existe un punto de encuentro, por muy difícil que éste
sea; siempre la sensatez de los dirigentes encuentran un espacio para el
equilibrio. Así como el TSJ rectificó y ordenó suspensión de los efectos de la
sentencia Nº 83, dictada el 17 de Mayo de 2012 por la Sala Electoral mientras se
decide sobre la revisión de la sentencia mencionada, el Consejo Universitario
está obligado a revisar la designación de la decana ilegítima de FaCE quien fue
designada en un franco ejercicio de abuso de poder. En este largo y escabroso
periplo, hemos recurrido a todas las instancias establecidas en las leyes y
reglamentos que rigen la materia en cuestión, sin encontrar un paréntesis que
permita llegar al consenso, en el necesario respeto a los disensos. No puede
haber paz universitaria sin que autoridades universitarias respeten el estado de
derecho.
Nunca han sido positivos para la universidad los excesos de
protagonismo ni el manejo atropellado de los asuntos universitarios y, esto es
lo que percibe la gran mayoría de la comunidad universitaria en el actual
conflicto, que repito nos perjudica a todos, al punto de que ni las propuestas
de solución están siendo escuchadas y la gobernabilidad universitaria está
seriamente lesionada. La Universidad de Carabobo, debe transformarse y potenciar
el desarrollo de los derechos humanos, la democracia, el desarrollo sustentable
y la paz; asumir dimensiones de moralidad y espiritualidad más avanzadas. Así
los universitarios estaremos en funciones de modelaje, que sin duda es lo que
espera el país de nosotros los universitarios.
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